Perdimos pero ganamos

“Perdimos pero ganamos”, el análisis de la derrota de River

Otra fiesta de fútbol y de emociones. La despedida en casa a Leo Ponzio, el cariño al Muñeco que ojalá siga, el final tras ocho años brillantes de la presidencia de Donofrio… River festeja un pasado glorioso y un brillante porvenir.

No siempre el resultado es lo más importante. River jugó un PT para abrazar la histórica escuela futbolística del club, encarnada como nadie en la sabiduría del Muñeco y sus formas, su marca, su idea futbolística que entendió como nadie la cultura River, la mejoró, la profesionalizó y la llevó a la máxima expresión.

El modo en que River jugó el PT debería verse en el museo del club y debería ser materia obligatoria para todos los chicos que arrancan su camino en nuestras Inferiores. Es difícil de entender, casi imposible de explicar. Supera lo que uno conoce de fútbol. 

Como suele ocurrir en estos casos, cuando un equipo juega un tiempo a la perfección, si no resuelve el resultado, en el ST se produce una lógica relajación y se complica el partido. Eso también es más viejo que el fútbol. Sumado a que ya somos campeones y que estamos cumpliendo con el calendario, con seriedad pero cumpliendo al fin, se notó demasiado que la segunda parte estuvo de más. Por supuesto, el rival también juega y aprovechó esa falta de rigor defensivo para sacar contras letales, directas, que llegaron al corazón de nuestra defensa y terminaron dentro del arco. Sirve para darse cuenta que aun jugando un fútbol fantástico puede no alcanzar.

Si algo distingue a este ciclo es haber sabido interpretar los partidos importantes. Este no era uno de esos. La realidad es la realidad por más maquillaje que le pongas. Lo importante estaba en la participación de Ponzio, en despedirlo con amor, en agradecerle tantas batallas en las que fue nuestro capitán. Tantos partidos que nos representó como un hombre o como un león, en los que se constituyó en el más fiel representante de la actitud que pide el Muñeco. Su seriedad, su profesionalismo, su generosidad para entender siempre qué es lo que debía hacer, cuando le tocó ser titular y también cuando le tocó apoyar desde afuera. Se está despidiendo un ejemplo y la historia de River lo recordará por siempre.

También por estos días se está terminando la presidencia de Rodolfo Donofrio. Este no es un espacio que hable de dirigentes, por lo general. Es más bien una columna futbolera, de juego, una tribuna en la que se habla del vínculo con lo que pasa en el verde césped, como decía Angelito Labruna. Donofrio se ganó este asterisco, esta mención especial. Llegó a la presidencia en un momento muy malo del club y lo transformó, con su gente y también con el Muñeco, por supuesto. Cambió la energía, cambió el profesionalismo, cambió la onda y hoy puede decir, después de ocho años, que River sigue siendo su casa. Se ganó el derecho a ser querido por los hinchas, en un gran contraste con los presidentes anteriores. Jorge Brito y Matías Patanian marcan la continuidad de casi el mismo grupo dirigencial. Tienen la enorme responsabilidad y el desafío de redoblar esfuerzo e ir por más.

River tiene un equipo que juega el fútbol que nos gusta. Que nos representa. Eso pasó muchas veces en la historia pero hacía mucho que no pasaba. El Muñeco entiende River como nadie. A esta altura y pese a los años que llevo viendo a River, ya no me queda claro si alguna vez me sentí tan representado. Hemos visto jugadores notables, brillantes cracks, que dieron lugar a grandes equipos por el propio peso de la jerarquía individual. Pero esto es un funcionamiento que responde a una idea que trasciende a los nombres que están dentro de la cancha. Son estos chicos de este River y también es el del segundo semestre 2014, cuando apenas arrancó el Muñeco. También el glorioso modelo 2018 que nos dio la mayor alegría de nuestras vidas. El que pegó en el palo en el 19 y varios momentos más de todo este maravilloso ciclo.

River juega un fútbol que no se puede explicar. A una intensidad que no existía en otros tiempos. Con jugadores que parecen formar parte de una maquinaria trabajada, aceitada, certificada, que tiene el sello Muñeco como marca grabada a fuego. Un estándar de alta calidad que tiene en su ADN lo mejor de la sangre de Labruna, Moreno, Pedernera, Di Stéfano, Bernabé, Walter Gómez, Amadeo y tantos otros que no vimos. Y la mezcla con el Beto Alonso, el Enzo, el Burrito, el propio Muñeco y tantos más que forman parte de la historia más reciente. Todo eso junto se metió en el laboratorio del Muñeco y dio lugar a esta maravilla. Es un River que sin tantos nombres, con los nombres que pueden tenerse hoy en el mercado en el que nos encontramos, nos reconcilia y nos abraza con la historia.

Después de todo esto, ¿cómo pretenden que piense que perdimos? Este traspié contra Defensa es para aplaudir al rival y también para aplaudir todo lo bueno que tenemos. Esto es ganar cuando se pierde y no algunas caprichosas visiones que pretenden manipular realidades sin fundamentos.

Sí, a los cuatro vientos lo gritamos: hace rato que River juega bien. Gracias Ponzio. Gracias Donofrio. Gracias Muñeco. El retiro del futbolista es una carrera que siempre gana el tiempo. El estatuto también manda entre los dirigentes. Pero vos, Muñeco de mi vida, hacé lo que quieras porque te lo ganaste. Acá estamos esperando que decidas quedarte en casa pero no por obligación o por un puto virus, sino por este amor que es mucho más que una estatua y es para siempre.

Fuente: TyC